La Hippona

Anabella cree que un mundo mejor es posible y no desconfía. Se puede hablar con ella, pero no es una mina que ame teorizar demasiado; prefiere la práctica, lo simple, el contacto con la naturaleza y con los demás seres. Sabe trabajar la alpaca y las semillas. Una actriz le compra bijouterie y todos los jueves, sus obras salen a escena.

Anabella empezó a trabajar en McDonald’s porque su prioridad es alimentar a su hijo. Todo hubiera sido un poquito mejor, de no haberse cruzado en su vida un vendedor de espejitos de colores.

2 comentarios:

cecisz dijo...

la hippona chcha con cualquier vendedor de espejitos de colores que se le cruce!

Jana dijo...

La jipi siente debilidad por las rastas.
Seguramente mientras cocina hamburguesas sueña con irse a Guatemala.