El Ingeniero Álvarez es una persona respetada en su ámbito. Se recibió hace cuarenta años y ostenta su título en el comedor de su casa. Vive con su mujer Olga, y su hijo Carlos. El Ingeniero asesora a sus vecinos sobre temas varios.
El Ingeniero Álvarez maneja su propio taxi hace treinta y cinco años. Ahora se afilió a una empresa de radio taxis. A veces entretiene a sus pasajeros y a veces los exaspera con sus charlas (50%/50%). Tiene un latiguillo cuando pasa por los bosques de Palermo: “Es lógico que haya tantos autos buscando travestis. Tienen lo que todo hombre desearía: el mejor pete de su vida -hecho por expertos-, un culo firme para entrarle y una pija más grande. Está comprobado estadísticamente que los hombres buscan travestis con penes más grandes que el propio”. Un pasajero se sintió reconfortado con esa frase, como si hubiera expiado una culpa terrible.
El Ingeniero Álvarez maneja su propio taxi hace treinta y cinco años. Ahora se afilió a una empresa de radio taxis. A veces entretiene a sus pasajeros y a veces los exaspera con sus charlas (50%/50%). Tiene un latiguillo cuando pasa por los bosques de Palermo: “Es lógico que haya tantos autos buscando travestis. Tienen lo que todo hombre desearía: el mejor pete de su vida -hecho por expertos-, un culo firme para entrarle y una pija más grande. Está comprobado estadísticamente que los hombres buscan travestis con penes más grandes que el propio”. Un pasajero se sintió reconfortado con esa frase, como si hubiera expiado una culpa terrible.
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