Roberto encarna el monopolio de la violencia en su gerencia. Ejerce el poder legislativo, ejecutivo y judicial sobre sus colaboradores; los castiga y los despide de pleno derecho, amparado por las normas de la organización burocrática. Disfruta del ambiente corporativo y de la institución del temor-respeto.
Roberto olvidó que no posee el monopolio de la fuerza física: es un alfeñique. Meó sus pantalones cuando un subordinado ejerció plena autoridad física sobre su cuerpecito. Hoy piensa dos veces antes de dar una orden.
1 comentario:
eZE____
Oiga don, usted sisi..usted que esta al borde de la ulcera gracias a los caprichos de un sádico con una larga lista de complejos...dese un gustito...pongale un ñoqui....delé
Las obras sociales estan plagadas de psicologos que ampararan su accionar ñik (guiño, guiño)
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