Toda obra que pretenda mantener cierta calidad, necesariamente debe tener un principio y un fin. Ni puede estirarse indefinidamente, ni puede abandonarse. Esta es una construcción de Buenos Aires, de las tantas posibles; la cual subraya la antagonía entre diferentes opiniones de un mismo personaje. Para entender la realidad, se deben ensayar conexiones y escenarios extremos; porque la realidad está ahí, en el medio, entre la cándida dulzura y la incisiva acidez.
Toda obra, sin embargo, que pretenda explicar la asombrosa Buenos Aires, debe emprender una exploración infinita. Por eso, continuaremos ensayándola desde otras perspectivas y niveles de análisis, desde otras metáforas y símbolos… desde un Lado B.
¡Salú!